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BORJA ORTIZ-ECHAGÜE

 

En tiempos de incertidumbre y desafío, nacen las historias más inspiradoras, y la de Borja Ortiz-Echagüe es una de ellas. En pleno confinamiento, cuando el mundo se encontraba en pausa, Borja vio una oportunidad única para rescatar y revitalizar un ícono automovilístico: el clásico Land Rover. Así nació Lynx, una empresa dedicada a evitar la extinción de estos vehículos legendarios, restaurándolos y dándoles una nueva vida.

Lynx no es simplemente una empresa de restauración; es un proyecto apasionado dirigido a aquellos que valoran la belleza de la vida a un ritmo pausado. Es para quienes disfrutan de los paseos a 80 km/h por la majestuosa sierra de Cádiz o las playas serenas de Comporta, en Portugal. Es para los amantes de la simplicidad y la aventura, aquellos que aprecian un picnic improvisado con sus hijas, rodeados de naturaleza y el sonido del mar.

Borja, con una profunda conexión con el mundo automovilístico, ha llevado su amor por los coches a un nuevo nivel. Habiendo trabajado durante años con el legendario Carlos Sainz en el karting y posteriormente como manager de su hijo, el piloto de Fórmula 1 Carlos Sainz Jr., Borja conoce cada detalle y matiz que hace de un coche no solo un medio de transporte, sino una extensión del espíritu de libertad y exploración.

 

En Lynx, cada Land Rover es tratado con el máximo respeto y cuidado. Las manos expertas de los artesanos de Borja no solo restauran, sino que reimaginan estos vehículos, manteniendo su esencia robusta mientras los dotan de un toque moderno y sofisticado. Estos Land Rovers no son simplemente coches restaurados; son obras de arte que cuentan una historia de resiliencia y pasión.

La misión de Borja y Lynx es clara: preservar la herencia de los clásicos Land Rovers y permitir que nuevas generaciones disfruten de su legado. Cada coche que sale del taller de Lynx es un testimonio de la dedicación y el amor por los detalles, listo para llevar a su nuevo dueño a aventuras inolvidables, ya sea en las montañas, en la costa, o en cualquier lugar donde se aprecie la vida a un ritmo más lento y reflexivo.

Así, bajo la visión y liderazgo de Borja Ortiz-Echagüe, Lynx se erige no solo como una empresa de restauración, sino como una celebración de la vida y la pasión por los coches. Una invitación a todos los que desean redescubrir la alegría de conducir, a sentir el viento y disfrutar del viaje tanto como del destino.